Maneras en que las escuelas pueden apoyar a los niños

En la actualidad, nuestro sistema educativo se centra a menudo en una pequeña parte del desarrollo cognitivo de los niños, haciendo hincapié en la transmisión de conocimientos de contenido, que a menudo se memorizan y se repiten en la misma forma en que se recibieron. 

Las lecciones de matemáticas, ciencias y lectura, y los exámenes de esas habilidades, dominan el plan de estudios. Si bien esas materias son fundamentales, el aprendizaje implica mucho más que la mera adquisición de conocimientos inertes en álgebra o química. 

Un enfoque tan estrecho da poca importancia a las formas en que los niños necesitan crecer y aprender en sus relaciones, identidad, comprensión emocional y bienestar general. Después de todo, los niños son seres «completos» multidimensionales cuyo desarrollo es complejo y rico.

Investigaciones recientes en neurociencia, ciencias del desarrollo y del aprendizaje, educación, sociología y muchos otros campos confirman que un enfoque de «niño completo» no sólo es deseable sino necesario para asegurar que los niños aprendan bien. 

Según dos revisiones exhaustivas de la ciencia sobre el desarrollo y el aprendizaje de los niños:

  • El desarrollo del cerebro está formado por relaciones consistentes y de apoyo; comunicaciones sensibles y modelado de comportamientos productivos. 

La capacidad del cerebro se desarrolla más plenamente cuando los niños y jóvenes se sienten seguros emocional y físicamente; y cuando se sienten conectados, comprometidos y desafiados.

  • El aprendizaje es social, emocional y académico. Las relaciones positivas, incluyendo la confianza en el maestro, y las emociones positivas, como el interés y la emoción, abren la mente al aprendizaje. 

Las emociones negativas, como el miedo al fracaso, la ansiedad y las dudas, reducen la capacidad del cerebro para procesar información y aprender. Los niños pueden desarrollar habilidades y conciencia para trabajar con las emociones en sí mismos y en sus relaciones.

  • La adversidad -pobreza, inseguridad alimentaria y de vivienda, abuso o abandono- produce un estrés tóxico que afecta el aprendizaje y el comportamiento, pero la forma en que las escuelas responden importa. 

Las relaciones positivas y estables, cuando los adultos tienen la conciencia, la empatía y la competencia cultural para entender y escuchar a los niños, pueden amortiguar los efectos de incluso las adversidades graves.

En el Instituto de Políticas de Aprendizaje, como parte de una nueva iniciativa sobre la Ciencia del Aprendizaje y el Desarrollo, sintetizamos estos hallazgos científicos para identificar cómo las escuelas pueden promover mejor el desarrollo infantil. 

La creación de un clima escolar positivo basado en relaciones sólidas proporciona una base para el aprendizaje. Los estudiantes necesitan sentir una sensación de seguridad y pertenencia para prosperar en la escuela. Algunos elementos que promueven un sentido de comunidad y permiten a los maestros conocer bien a sus estudiantes incluyen:

  • Escuelas y clases más pequeñas.
  • Un sistema en donde los maestros se quedan con los mismos estudiantes por más de un año.
  • Clases de asesoramiento que proporcionan a los estudiantes una comunidad y permiten a los maestros chequear con los estudiantes y los padres de manera consistente.
  • Personal que practica la competencia cultural, invitando a las experiencias de los estudiantes al aula y comunicando que todos los estudiantes son valorados.
  • Visitas al hogar y conferencias regulares entre padres, maestros y estudiantes para fortalecer las conexiones entre la escuela y el hogar.
  • Oportunidades de colaboración y liderazgo del personal que fortalezcan la confianza entre los educadores.